Oposición a la marihuana podría traerle problemas a Trump

Algunos de sus partidarios pro-cannabis resienten las medidas tomadas por el mandatario.

PORTLAND — La oposición del gobierno de Donald Trump a la venta legal de la marihuana tiene a algunos de sus partidarios más fieles echando humo.

Los admiradores de Trump que consumen marihuana dicen que las medidas del secretario de Justicia Jeff Sessions que buscan reforzar la supervisión de esa industria por parte del gobierno central son la primera instancia en que se sienten defraudados por el mandatario que ayudaron a elegir. La actitud del gobierno es resentida en particular por sectores que votaron por Trump y que trabajan en la producción y venta de marihuana en estados donde esa actividad es legal.

Resta por verse si los marihuaneros admiradores de Trump le dan la espalda en las elecciones de mitad de término de fin de año y en las presidenciales del 2020. Pero sectores conservadores a favor de la legalización de la droga también cuestionan al gobierno y consideran sus medidas como una afrenta a sus libertades personales y a los derechos de los estados.

“Trump tiene que comprender que muchos de sus partidarios son pro-cannabis y que sería muy perjudicial para ellos si permite que Sessions siga adelante con esto”, declaró Damara Kelson, administradora de Sugar Shack Farms, una granja de marihuana de Eugene, Oregon. “No estamos hablando de marihuaneros perezosos que se pasan el día en el sótano de la casa de sus padres”.

Sessions dio a los fiscales federales la facultad de decidir qué hacer cuando las normas estatales entran en conflicto con las federales. La medida fue tomada en momentos en que la legalización de la marihuana es más popular que nunca entre los republicanos.

Una encuesta de Gallup del año pasado reveló que el 51% de los republicanos expresaron su apoyo a la legalización de la droga. Fue la primera vez que la mayoría de los republicanos apoyan esa idea y representó un aumento del 9% en los índices de aprobación respecto al año previo. A comienzos de los años 2000, solo uno de cada cinco republicanos aprobaba la legalización.

La popularidad de la marihuana va en aumento. Su venta fue aprobada el año pasado en los estados de Maine, Nevada, Massachusetts y California, que se sumaron a Oregon, Washington, Colorado, Alaska y Washington, D.C., donde ya era legal. Trump salió victorioso en Alaska y Maine en la contienda presidencial del 2016.

La venta legal de la marihuana es generalmente más popular en el ala libertaria del Partido Republicano. Pero todo republicano que pensó que Trump podría apoyar la venta de la droga estaba muy errado, según Jeffrey Miron, economista de la Universidad de Harvard experto en el tema.

Los marihuaneros que apoyan a Trump pueden sentirse decepcionados, pero es demasiado pronto para decir si ese malestar se hará sentir en las urnas, de acuerdo con Miron.

“No hay dudas de que los libertarios sabían cuando (Trump) nombró a Jeff Sessions que había muchas posibilidades de que intensificase la guerra contra las drogas”, manifestó. “Votaron por eso”.

De todos modos, algunos importantes partidarios de Trump criticaron la iniciativa.

Roger Stone, ex asesor de campaña de Trump, con quien tiene una vieja y compleja relación, difundió el 7 de enero un video en Facebook en el que exhortó al mandatario a que apoyase la legalización e impidiese que Sessions tomase medidas en su contra. Algunos legisladores republicanos también criticaron esa política.

“Tenemos una constitución que protege a la gente del gobierno federal”, declaró el representanta Jason Lewis en una entrevista. “Es un viejo principio de los que postulamos un gobierno con limitaciones”.

Los votantes de Trump que usan marihuana con fines médicos también están alarmados por temor a quedarse sin acceso a sus tratamientos. En la localidad rural de Fryeburg, Maine, el estudiante universitario Zac Mercauto maneja dos horas para comprar marihuana para tratar una serie de problemas médicos y dice que no querría perder ese tratamiento por culpa del gobierno central.

Mercauto es uno de miles de residentes de Maine que ayudaron a darle a Trump su único voto electoral de Nueva Inglaterra. A diferencia de la mayoría de los estados, Maine divide sus votos electorales según los distritos legislativos y Trump ganó el enorme 2do Distrito, base de la cultura conservadora y marihuanera de la región de Nueva Inglaterra, que incluye seis estados: Maine, New Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut.

Mercauto asegura que sigue admirando al presidente, pero dice que las medidas contra la marihuana perjudican la economía del estado y conspiran contra la salud.

“Es decepcionante ver que la emprende contra esa industria”, expresó. La marihuana “ayuda a mucha gente”.

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