El COVID cambió mi vida

En una sala del Hospital Lakeland Regional Medical Center, Daniel Barajas se aferra a su vida.

“Me intubaron casi tres semanas y no esperaban que sobreviviera” dijo Daniel Barajas, enfermo con COVID-19.

A pesar del arduo trabajo de los médicos y enfermeras… “Todos aquí en el hospital dicen que soy un milagro” dijo Daniel.

Su recuperación no avanza como esperaban. “Él todavía está conectado a un ventilador y el parece que no sabe todavía” dijo el Hilario Barajas, padre de Daniel.

“El siente a veces que se está volviendo loco de tanto tiempo estar ahí encerrado” añadió María Barajas, madre de Daniel.

Daniel perdió la fuerza en sus piernas, es consiente que, si logra salir del hospital, deberá utilizar silla de ruedas por un tiempo indeterminado.

“Tengo que estar acostado, no puedo ni pararme, ni ver la ventana, necesito este tubo para respirar si no ahí quedo” dijo Daniel.

Pero la Fe es lo último que se pierde.

Aferrados a ello, Hilario y María Barajas, durante dos veces a la semana, caminan por seis horas hasta llegar al altar de la Virgen de Guadalupe en la Iglesia del mismo nombre, donde además de rezar.

Encienden una veladora en su altar y colocaron la fotografía de su hijo.

En su lecho de enfermo, Daniel no deja de pensar en sus padres.

Pero se recuperaron de salud y continúan al frente de la organización Young American Dreamers fundada hace diez años por su ya fallecida hija María Barajas y que Daniel con entusiasmo continuó su legado apoyando a las minorías del Centro de Florida, en educación y liderazgo.

Daniel Barajas en este momento no está apto para ser dado de alta, pero mientras eso ocurre, acá tendrá a sus padres a los pies de la Virgen de Guadalupe, pidiendo por su salud.