SONORA, México - ¿Qué queríamos? -Tenerlo. Ahí está tu hijo para que le llores en un lugar, dicen a la desconsolada madre que apenas podía mantenerse de pie porque su inmenso dolor amenazaba con doblar sus piernas.
En tanto, la pala entraba y salía a la tierra, dejando al descubierto los restos que Enedina, ya en el piso rendida por su pena, reconoció como su hijo.
El cadáver del joven de 34 años fue localizado por el Colectivo Buscadoras por la Paz Sonora.
"Pueden ver sus tenis y sus piernas, creemos que está de cabeza en este hoyo".
Hace seis meses, indica la madre, se unió al grupo luego de que Víctor desapareciera. Así comenzó a recorrer junto a otras las calles, a rascar con varillas y palas en las manos hasta que una llamada anónima le reveló lo que tanto temía.
"Le hallamos en una forma que nadie quisiera encontrar a un ser amado, lo hayamos de cabeza, desmembrado", dice Enedina.
Las mamás de los desparecidos revisaron entre la basura y los escombros, pero no había más cuerpos en esa propiedad.
Las autoridades investigan el caso, pero hasta ahora solo saben que el joven entró a ese inmueble y ya no salió, pero no tienen pistas de quién cometió el asesinato.
Integrantes del colectivo, como Cecilia Delgado, rezaron por la víctima pero también porque alguien les ayude a encontrar consuelo.
"Ya no busco culpables; lo único que quiero saber es en dónde dejaron a mi hijo", dice Delgado.
Enedina ahora tiene un lugar donde llorar a su hijo, pero más de 73,000 familias en el país viven bajo la incertidumbre de no saber dónde están los suyos.