CIUDAD DE MÉXICO - Para el gobierno de México, la tercera ola de COVID-19 no es tan letal como parece.
"Cuando la probabilidad de mortalidad era del 22%, en este momento es menos del 2%", dice Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud.
En conferencia matutina, aclaró que a pesar del número de contagios, que ya rebasa los 2.7 millones en toda la pandemia, las posibilidades de perder la vida son mucho menores.
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"Que las personas enfermas terminen graves, se ha reducido muy sustancialmente", insiste López-Gatell.
Sin embargo, en los hospitales la situación comienza a complicarse. Esta etapa tiene al límite a 103 hospitales del país, la mayoría ubicados en Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Guerrero y Oaxaca.
"Tengo a mi hermano hospitalizado y le vengo a hacer muestras de apoyo", dice Virginia Hernández.
Con globos y mucha fe, Hernández anima a su hermano que se debate entre la vida y la muerte a causa del virus. En sus días de guardia en el hospital, dice que ha notado que poco a poco las camas para pacientes COVID-19 se agotan.
"Ha aumentado y va a llegar el momento en que ya no haya lugar en ningún lado", dice.
La variante Delta del coronavirus se ha convertido en la cepa dominante, al ser responsable de 65% de los contagios que se registran a nivel nacional.
Como medida de control, las autoridades aceleraron la vacunación, y hoy las filas están ocupadas por jóvenes de 18 años a 29 años, uno de los sectores más afectados en esta ola.
"Está bien que sí nos estén vacunando, a ver si esto calma un poquito, a ver si los chavos toman conciencia y entienden que se tienen que cuidar", dice Diana Bautista.
Y aunque en algunas entidades el semáforo epidemiológico cambia de color, las calles continúan llenas y las restricciones están lejos de aparecer.